FOTO: ABC - Paraguay.
Fue un 7 de
diciembre, precisamente de 2005, cuando 7000 personas fueron testigos de una
jornada histórica para el fútbol uruguayo. Por primera vez en la historia, un
club del interior se coronaba campeón de un torneo corto en un campeonato
organizado por la Asociación Uruguaya de Fútbol y ese club fue el Rocha Fútbol
Club.
De la mano de
Luis González y un plantel repletó de hombres de la casa, por más que varios de
los que llegaron como refuerzos eran de otros lugares, derrotó a Rampla Juniors
2-1, fue testigo del tropezón de Nacional y el celeste del este pudo alcanzar
la gloria y la clasificación a una Copa Libertadores.
Uno de los
componentes de ese plantel fue Diego Ciz, futbolista que se formó en Peñarol,
pero que en 2005 decidió un cambio de aire y lo consiguió, por si fuera poco,
con una copa en sus manos. Opinar charló con él a la distancia y recordó el
acontecimiento más importante del club que fue fundado en 1999.
-¿Se celebra de la misma manera esa copa
obtenida hace tantos años?
Sin duda, es
uno de los recuerdos imborrables que me tocó vivir. Cuanto más pasa el tiempo,
más importancia tiene porque es un equipo del interior, humilde, que en ese
momento estaba conformado por un grupo espectacular.
-¿En qué momento comenzaron a sentirse
campeones?
Íbamos partido
a partido y éramos conscientes de que se podía pelear el torneo ya que el grupo
contaba con una fuerza interna tremenda. Muchos veían una caída porque Nacional
estaba peleando también, pero llegaban los partidos y la confianza estaba
intacta, por eso los sacamos adelante. En el momento en el que nos informaron
que se habían dado los resultados para ganar empezamos a festejar y no paramos.
-¿Qué partido de ese torneo es el que más
recuerda?
(Piensa) Me
quedo con el que jugamos con Rampla, un club que jugaba muy bien y necesitaba
los puntos por el tema del descenso. Fue tanta la alegría y el desahogo que no
me acuerdo de otro juego tan importante.
-Con el diario del lunes, ¿fue la mejor
decisión la del traspaso a Rocha?
Sin duda. Hice
todas las formativas en Peñarol, incluso formé parte del plantel principal,
pero el llamado del grupo inversor me convenció. Ya me conocían, porque cuando
era chico había estado en selecciones del departamento y en el plantel estaban
varios amigos. Fue todo un éxito.
-¿Cómo sigue su vínculo con los muchachos
del plantel? ¿Se mantiene en contacto?
Sí, desde
siempre. Hace poco me enteré que Matías González empezó a dirigir al primer
equipo de Rocha y me puse muy contento. Es un amigo, además de ser una
excelente persona y profesional con todas las letras.
-Si bien no es su caso, ni el que se comentó
anteriormente. ¿El fútbol fue injusto con varios de los que conformaron ese
grupo tan especial?
La verdad, sí.
Muchos podían haber tenido una transferencia perfectamente, pero hubo un mal
manejo, por parte de la dirigencia capaz, o por arreglos que no llegaban a buen
puerto y lamentablemente culminaron con una carrera más corta porque al año
siguiente terminaron descendiendo.
-Usted tuvo la oportunidad de emigrar y
seguir en el exterior hasta el día de hoy.
Desde el 2007,
cuando llegué a Olimpia, me quedé afuera. Pasé por Rumania, luego por Sol de
América, Sportivo Luqueño y actualmente defiendo a Rubio Ñu. Por suerte
logramos el objetivo de mantener la categoría, teníamos que ganarle a Guaraní –una
institución de mucha jerarquía– y lo hicimos, por si fuera poco, como
visitantes.
-¿Es un gran fin de año entonces? ¿Se brinda
por el recuerdo de Rocha, la permanencia en primera y tener la familia al lado?
Ni que hablar.
El jugador sufre más de lo que disfruta. Rubio Ñu es un equipo histórico y por
suerte cumplimos con la labor de dejarlo en primera.
-¿Va a venir unos días a Uruguay o cuesta
dejar el emprendimiento familiar?
(Risas) Siempre
que puedo me doy una vuelta. Lastimosamente esta vez no podré porque tengo que
estar cuidando el negocio, aunque en 2016 nos vamos a hacer una escapadita.
@MathiRosello
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